Texto: Juan David Cortés
Imágenes: Alberto Ruiz-Gaytan, Saúl Meunier, Juan David Cortés
Qué es eso que nos mueve interiormente y nos lleva a recorrer un poco más de 800 kilómetros por carretera cargados con tanques dobles, stages de descompresión, recirculadores, cuerdas, anclas, sonar, remolque, cámaras.
Acostarse tarde preparando equipos y revisando los planes de buceo; levantarse temprano, cargar y descargar los equipos del patio a la camioneta, de la camioneta a la embarcación; navegar más de una hora para encontrar ese punto exacto donde la profundidad del sonar cambia de 300 a 270 pies. Si, justo ahí es donde está la estructura metálica de ese gigante hundido: uno de los pecios que estamos explorando y tratando de identificar.
El sentido de aventura, un reto, curiosidad, empujar los límites personales, la historia, el sentido de descubrir algo de lo poco que queda por explorar en este planeta, llegar donde nadie más ha llegado.
Asi convergen las distintas motivaciones, razones y sentidos que cada uno de nosotros: Alberto, Alejandro, Saúl y Juan David, tenemos para estar de nuevo en Veracruz, para continuar la exploración de estos pecios perdidos de la época de la segunda guerra mundial.
Hace exactamente 2 meses estuvimos haciendo los primeros buceos de exploración en este pecio. Ahora regresamos con el fin de capturar evidencia: video y fotografía de lo que ya habíamos buceado y tratar de conectar otras partes de la estructura hecha pedazos de éste, con seguridad, buque antiguo.
Aún hay muchas preguntas por contestar: ¿Qué tan antiguo es? ¿Es en realidad uno de los buques hundidos durante la segunda guerra mundial? ¿Por qué esta partido en pedazos? ¿Es acaso por los impactos de cañonazos y torpedos? Y con cada inmersión las incógnitas aumentan y hace más interesante y motivante el siguiente buceo.
Día 1 y 2 (Septiembre 3 y 4)
Salimos de Guadalajara el día 3 de Septiembre en la tarde, con el plan de dormir en Tula, Hidalgo y continuar al siguiente día hasta San Rafael, Veracruz, donde la familia Meunier nuevamente nos estaba esperando con muchas sonrisas, buenas pláticas, mucha ayuda y apoyo en la logística, pero sobre todo, sabrosisima y abundante comida.En esta ocasión no nos acompaña Santiago, tuvo que quedarse por compromisos académicos y planeamos hacer solo tres días de buceo antes de que los inminentes "nortes" del Golfo de México empiecen a soplar.
Poco faltó para que tuviéramos que posponer la expedición por un huracán en el golfo de México que afortunadamente pasó unos días antes y en la zona de Tecolutla no afectó.
Impresionantes paisajes en el centro de México |
En el camino tuvimos que detenernos para hacer ajustes en el remolque. Algunos tanques se movieron y se abrieron las válvulas dejando escapar parte del "precioso gas" que llevábamos ya mezclado desde Guadalajara para nuestras inmersiones.
Comida al llegar a San Rafael Veracruz |
Saúl "papá" y Saúl "hijo" después de descargar los equipos |
Día 3 (Septiembre 5)
A las 9 de la mañana
estábamos a orillas del estero donde, como hace dos meses, ya
nos estaban esperando Félix (capitán) y Roberto (marinero) con la
embarcación lista. Cargamos todo el equipo y un poco antes de las 10
estábamos en la bocana para entrar al mar.
Encontramos un mar sin
viento, con algo de marejada, temperatura en la superficie de 28
grados centígrados y aguas azules en la superficie.
Abajo
en el fondo, después de los 70 metros (230 pies) de profundidad la
visibilidad fue menor por el movimiento propio del mar que mueve y
revuelve la arena del fondo.
Usando
el sonar intentamos conectar el pedazo de barco que ya hemos buceado
con otra zona de menor profundidad (79 metros/260 pies) que
sospechamos puede darnos más información del pecio.
En
ese punto soltamos una segunda ancla, con la intención de usar un cabo unido con mosquetones a cada linea del ancla que nos permitiera navegar bajo el agua de forma segura de un punto a otro.
Sin embargo la
segunda ancla no se agarró al barco y empezó a moverse con el
viento y la corriente.
El tiempo pasaba y las maniobras no estaban funcionando como pensábamos, decidimos cancelar ese plan y mejor bajar a la estructura ya conocida y tomar video que era la prioridad.
Iniciamos nuestro buceo después de revisar planes, equipos y asegurarnos que no hubiera burbujas que nos alertaran de fugas en los recirculadores y tanques.
Descendimos
hasta 85 metros/ 280 pies de profundidad en aproximadamente cuatro minutos, donde nos esperaba el barco silencioso y frío. Pudimos reconocer algunas partes que ya habíamos visitado antes y nos sirvió para orientarnos mejor.
Dimos
una vuelta por el perímetro para tratar de ubicar la dirección
hacia donde podriamos nadar para conectar esta parte del barco con
alguna otra que no hubiéramos buceado antes tratando de recolectar la
mayor información y detalle posible del pecio.
Mientras Guaraní iba tendiendo línea para poder regresar al ancla de forma segura, Beto se encargó de grabar con la cámara. Saúl y Alejandro hacían observaciones del pecio y estaban monitoreando el tiempo y profundidad.
Mientras Guaraní iba tendiendo línea para poder regresar al ancla de forma segura, Beto se encargó de grabar con la cámara. Saúl y Alejandro hacían observaciones del pecio y estaban monitoreando el tiempo y profundidad.
Después
de 20 minutos de tiempo de fondo, iniciamos el ascenso y la larga
descompresión hasta la superficie.
Alejandro durante su descompresión |
Los buceos que estamos haciendo aquí no son sencillos. Son inmersiones a mucha profundidad
(88 metros/290 pies) en un lugar con poca visibilidad, agua
relativamente fría en el fondo (22 grados centígrados) y una larga
descompresión obligatoria que reta la mente de cualquier persona.
Entre
mayor es la profundidad en un buceo los síntomas de la narcosis por
respirar gases a alta presión se incrementan, aumentando el riesgo
de cometer errores y disminuyendo la capacidad para resolver
problemas. Desorientarse es fácil por la mala visibilidad y lo
confuso que puede ser la estructura colapsada de un barco hundido.
La narcosis y los riesgos asociados a esta son la razón por la que para este tipo de buceos se remplaza el aire que normalmente se respira en el buceo recreativo por mezclas trimix: una combinación de helio, oxígeno y nitrógeno.
La narcosis y los riesgos asociados a esta son la razón por la que para este tipo de buceos se remplaza el aire que normalmente se respira en el buceo recreativo por mezclas trimix: una combinación de helio, oxígeno y nitrógeno.
El
helio es un gas inerte que reduce en gran medida los síntomas de la
narcosis en los buzos.
Para
estos buceos usamos una mezcla con 10% de Oxígeno y asi evitar la
intoxicación por este gas cuando se respira a alta presión y 50%
de Helio que nos ayudó a tener una mente más lúcida durante las
inmersiones en el fondo.
A pesar de que usamos trimix en los tanques durante estos buceos, la carga de trabajo y cierto nivel de estrés en el fondo, nos llevaron a enfrentar algunos contratiempos que se pudieron resolver sin mayores problemas durante la inmersión. Sin embargo estas situaciones fueron un motivo para ponernos más alerta y aumentar las precauciones en los siguientes buceos.
Todo esto lo discutimos como equipo esa noche. Hablamos de la importancia de mantenernos concentrados, discutir muy bien los detalles pre y post cada inmersión, planear las tareas y actividades y recalcar los procedimientos a seguir en cada buceo.
Es muy importante resaltar que para hacer buceo técnico se requiere tomar cursos, llevar el equipo adecuado y entrenar bastante. Se requiere mucha práctica , concentración, planeación detallada y sobre todo muy buena visualización del buceo al haber discutido paso a paso cada parte de la inmersión para que todos en el equipo tengan muy claro lo que cada uno tiene que hacer en cada momento.
A pesar de que usamos trimix en los tanques durante estos buceos, la carga de trabajo y cierto nivel de estrés en el fondo, nos llevaron a enfrentar algunos contratiempos que se pudieron resolver sin mayores problemas durante la inmersión. Sin embargo estas situaciones fueron un motivo para ponernos más alerta y aumentar las precauciones en los siguientes buceos.
Todo esto lo discutimos como equipo esa noche. Hablamos de la importancia de mantenernos concentrados, discutir muy bien los detalles pre y post cada inmersión, planear las tareas y actividades y recalcar los procedimientos a seguir en cada buceo.
Es muy importante resaltar que para hacer buceo técnico se requiere tomar cursos, llevar el equipo adecuado y entrenar bastante. Se requiere mucha práctica , concentración, planeación detallada y sobre todo muy buena visualización del buceo al haber discutido paso a paso cada parte de la inmersión para que todos en el equipo tengan muy claro lo que cada uno tiene que hacer en cada momento.
Cada
buzo es responsable de si mismo, de su seguridad, nadie puede
respirar, pensar y nadar por otro. Es importante asumir los riesgos
que hay en este tipo de buceos y mantener una mente clara y objetiva
en todo momento. Sin embargo, aunque se bucea de forma individual,
trabajamos como equipo. Cada uno tiene una tarea fundamental para
completar con éxito cada buceo y lograr los objetivos. Cada uno de
alguna forma es un apoyo y respaldo para los demás miembros del
equipo y cuidamos uno del otro mientras estamos buceando.
Día 4 (Septiembre 6)
El
objtivo del segundo día de buceo sería capturar más video en el
barco. En base a eso planeamos la inmersión y repartimos las tareas.
Haciendo pruebas de seguridad a los CCR temprano |
Última revisión de tanques antes de salir al muelle |
Sin
embargo el mar amaneció menos cooperativo. El viento, olas mas
grandes y marejada (mar de fondo) fuerte, nos obligaron a navegar
más lento y con mayor precaución para llegar al punto de buceo.
Afortunadamente,
en el fondo las condiciones fueron mas tranquilas. Muy poca corriente
aunque la visibilidad más limitada que el día anterior.
El equipo de buzos descendiendo .... |
Dejamos
unos tanques de descompresión en la línea del ancla y continuamos
el descenso hasta 85 metros/280 pies de profundidad.
Guarani
fue adelante poniendo la línea de vida desde el cabo del ancla para
trazar un recorrido en la cubierta del barco; seguido por Beto que
estaba encargado de la cámara y al final cerrando Alejandro y Saúl, con el objetivo de buscar algún elemento que recuperar del barco o
que nos ayudara a identificar qué barco estamos buceando.
El plan durante este
buceo, además de tomar video, era explorar la cubierta del barco con
más detalle.
En los buceos anteriores
habíamos recorrido todo el perímetro de la estructura que tenemos
bien ubicada y los lados del barco que dan contra el fondo marino.
Esta vez nadaríamos sobre la cubierta pues queríamos detallar esas enormes cornamusas, buscar algún indicio de qué barco es al recorrer la estructura colapsada, analizar los enormes tubos metálicos que pudieran ser chimeneas o ventilación del barco cuando estaba a flote y tratar de determinar si la lámina rota tuviera algún signo de explosión o impacto de algún cañón.
Esta vez nadaríamos sobre la cubierta pues queríamos detallar esas enormes cornamusas, buscar algún indicio de qué barco es al recorrer la estructura colapsada, analizar los enormes tubos metálicos que pudieran ser chimeneas o ventilación del barco cuando estaba a flote y tratar de determinar si la lámina rota tuviera algún signo de explosión o impacto de algún cañón.
Misterioso pecio yace tranquilo en el fondo del mar |
Asi, entre esta estructura
Guaraní fue poniendo la línea, sobre planchas de acero enormes,
algunas aún remachadas sobre las vigas de acero, otras colapsadas
que dejaban espacios abiertos para asomarnos a lo que quizás fueron
las bodegas del barco, hoy en su mayoría cubiertas de arena y un
sedimento lodoso habitadas por muchos peces león.
Alrededor de
nosotros bancos de pargos de buen tamaño y otros tantos jureles
nadaban divertidos por las luces de nuestras lámparas, pero
confiados se acercaban gracias a que los aparatos de buceo que
llevamos, recirculadores de circuito cerrado, no sueltan burbujas al
exhalar.
Alejandro y Guaraní en descompresión a 54 metros/180 pies |
Alejandro nos señaló
que era momento de regresar. Siguiendo la línea que Guaraní había
puesto nadamos de regreso al cabo del ancla. Al minuto 20 estabamos
los 4 ascendiendo hasta la superficie.
Tuvimos que hacer muchas
paradas de descompresión, la primera a 67 metros/220 pies y de ahí
en adelante cada 3 metros/10 pies hasta que llegamos casi a la
superfice, a 6 metros/20 pies de profundidad donde tuvimos que hacer
la parada más larga de 45 minutos.
Tanques en el remolque |
En el camino de
Guadalajara a Veracruz, dos tanques de oxígeno para los
recirculadores se movieron y las válvulas se abrieron y sin darnos
cuenta se fueron vaciando durante todo el camino.
Al llegar y revisar los
tanques descubrimos ese faltante. De tal forma que tuvimos que
apretarnos un poco con el uso del Oxígeno.
Alberto usó tanques que
sobraron del día anterior con 1500 psi de presión. Un riesgo
calculado al bucear así, porque de antemano calculamos que el
oxígeno si le alcanzaría sin problema hasta la parada de 20 pies/6
metros. En ese punto teníamos varias opciones. Compartir oxígeno
entre nosotros, conectar su recirculador a un gas con Nitrox 80 y por
último cambiarse a circuito abierto y respirar directamente de un
regulador con Nitrox 80. Esa fue la opción elegida para que Alberto
terminara su descompresión durante el buceo y todo transcurrió como
estaba planeado.
Aún que llevábamos nuestro plan de descompresión igual y calculado con un software en las computadoras de escritorio, cada miembro del equipo llevaba su propia computadora de buceo como respaldo y redundancia durante los buceos.
La computadora que usó
Guaraní, conectada a los sensores de la cabeza del recirculador, es
por su algoritmo, la más conservadora de todos. Y aunque el plan de
buceo ya nos permitía salir a la superficie, Guaraní decidió
quedarse a 6 metros de profundidad a esperar que se limpiara
completamente la computadora, haciendo incluso hasta 25 minutos más
de descompresión que el resto de los buzos.
Para cuando el hambriento
y aburrido Guaraní llegaba a la superficie, el resto del grupo ya iba por la segunda o tercera torta que llevábamos para comer.
Disfrutando de un café mientras regresamos a tierra |
Saúl papá, nos acompañó
todos los días, y fue de gran apoyo en la superficie. Ayudándonos a
detener los equipos mientras nos preparabamos antes de caer al agua,
durante los buceos nos tomó videos y fotos desde la superficie,
apoyó a Félix con las maniobras y nos ayudó a subir y cargar los
equipos en todo momento.
Lo mejor de todo era
cuando ya estábamos listos para navegar de regreso a tierra, sacaba
el "pinguinito". Un thermo con delicioso café veracruzano,
bien caliente y algún postre que siempre encontraba la manera de
llevar a la perfección: pastel, galletas, etc.
Nada mejor que una buena
taza de café caliente, después de haber estado más de dos horas
bajo el agua.
Al terminar el buceo, nos
dimos cuenta que había entrado agua al recirculador de Alberto. En
algún punto cuando cambió a respirar del tanque de Nitrox 80, la
válvula que cierra la boquilla del recirculador se debió abrir
ligeramente al chocar contra otro buzo durante la parada
descompresión o con los jalones que se daba el cabo del ancla a
causa de la marejada.
El caso es que el
recirculador se inundó por accidente. Esta situación en algunos
casos es de emergencia, pues la cal sodada que reacciona con el CO2
que exhala el buzo, al entrar en contacto con el agua de mar se
convierte en sosa cáustica (que sirve para destapar los baños). Si
un buzo por accidente respira/traga esta sosa, con seguridad se
quemará la boca, garganta y esófago. Esto es una situación muy
grave que puede poner en riesgo la salud y vida de la persona.
Esta vez, afortunadamente,
Alberto estaba respirando del circuito abierto y no del recirculador,
por lo que nunca se dio cuenta que estaba entrando ligeramente agua
al sistema cerrado y tampoco estuvo en riesgo en ningún momento.
Comentamos este
incidente, no porque haya sido una situación de emergencia o para
señalar un error, pues la entrada de agua en este caso, fue
totalmente accidental.
Lo importante a mencionar
es lo seguros y confiables que son estos aparatos, los
recirculadores de circuito cerrado, y en particular el modelo que
estamos usando: Megalodón.
El canister del
recirculador se llenó de agua al menos hasta 1/3 de su capacidad. En
la superficie, Alberto al ver el problema, enjuagó todo el equipo en primera instancia con agua salada, por dentro y por fuera.
Regresando a tierra,
volvió a enjuagar todo el equipo con agua dulce, bañado
completamente en agua dulce, sumergido en una tina con agua limpia.
Pensábamos que quizás los
sensores, baterías o algún sistema electrónico no funcionaría después de
este percance.
Revisando los videos del día |
Pero tuvimos una grata
sorpresa, cuando al siguiente día todo el sistema funcionó
perfectamente. Las baterías no se mojaron, los sensores funcionaron
bien y Alberto pudo bucear sin ningún problema.
En realidad, algo notorio
en lo seguro de estos equipos en casos de que se presentaran
situaciones de inundaciones reales. Esto nos da mucha confianza y
seguridad a la hora de hacer este tipo de buceos demandantes y a
tanta profundidad.
Por la noche, después de dejar todos los equipos listos para el día siguiente, cenamos y revisamos las imágenes que Alberto captó con la cámara de video. Fue emocionante ver detalles del barco, revisar con calma el recorrido que hicimos. Aún así, el barco sigue dándonos más preguntas que respuestas y en base a eso elaboramos los planes para el siguiente y último día de buceo en este misterioso pecio.
Saúl preparando las cámaras para el siguiente día |
Día 4 (Septiembre 6)
El pronóstico para este día no era bueno. Se esperaba que entrara una depresión tropical por el golfo y lo más probable es que no pudíeramos bucear.Durante la madrugada llovió fuerte, al amanecer, todo estaba mojado, hacía menos calor y lo mejor es que el viento se había calmado. El mar estaba ideal para salir a navegar! Contentos y emocionados, desayunamos y pronto estábamos cargando los equipos para irnos a bucear.
Rita y Saúl verifican que todo se cargue en la camioneta |
El recorrido en lancha fue mucho mas tranquilo sin tantas olas y los equipos se lastimaron menos porque la embarcación no iba rebotando como los días anteriores.
Nos preparamos y volvimos a bajar a hacer el último buceo de este viaje.
Buzo listo para caer al agua |
Sección que pudieran ser las bodegas del barco |
Continuamos nadando y encontramos un tubo quizás de ventilación que al seguirlo nos llevó ligeramente más profundo y hacia la arena del fondo del mar. Quizás este tubo tendría unos 12 o 14 metros de largo y se perdía enterrado en la arena.
Viga con remaches |
Lamentablemente era hora de volver. Ya estábamos sobre el minuto 16 y aún teníamos que nadar y volver al cabo del ancla para hacer el ascenso de forma segura realizando las paradas de descompresión.
Extremo de uno de los tubos que quizás fueran de ventilación |
Aproximadamente a 60 pies/18 metros encontramos de nuevo el agua caliente, a 28 grados centígrados y las últimas paradas de descompresión a pesar de ser largas fueron más agradables.
Saúl hacia la superficie |
Regresamos emocionados y con ganas de seguir buceando. Esa nueva sección del barco promete más descubrimientos y nuevas cosas por explorar. Sin embargo tendrá que ser hasta el próximo año cuando volvamos a visitar este gigante misterioso, pues la temporada de nortes y vientos en el Golfo de México está por empezar.
Preferimos tener paciencia y regresar cuando el mar este calmado, sin vientos y con el agua limpia y caliente.
En tierra nos dimos, para variar, una excelente comilona ofrecida por nuestros incansables anfitriones: Ángeles, Saúl y resto de familia, que no solamente nos abrieron las puertas de su hogar para invadirlo con tanques y equipo de buceo, sino que además con su generosidad y cariño nos hicieron sentir en todo momento como en casa. Gracias, muchas gracias.
El equipo contento después de un excelente viaje de exploración |
Día 5 y 6 (Septiembre 7 y 8)
Algo tristes por tener que regresar, empacamos todo a la mañana siguiente y cargamos camioneta y remolque.
Nos deleitamos con unos tamales veracruzanos antes de emprender el camino, que afortunadamente no tuvo incidentes.
Nos deleitamos con unos tamales veracruzanos antes de emprender el camino, que afortunadamente no tuvo incidentes.
En Tula dormirmos y al otro día estábamos en Guadalajara hacia el medio día.
Durante el camino hablamos mucho de lo que habíamos visto, aprendizaje de los incidentes que ocurrieron, analizamos cómo podíamos hacer algunas cosas mejor para los siguientes buceos, y todos al final regresamos con el objetivo principal cubierto: salir más contentos de cada inmersión y con grandes espectativas para continuar la exploración en el 2015.
Asi que hasta entonces continuaremos con el próximo capitulo de esta historia que habrá que seguir desempolvando y desenmarañando del fondo marino.
Durante el camino hablamos mucho de lo que habíamos visto, aprendizaje de los incidentes que ocurrieron, analizamos cómo podíamos hacer algunas cosas mejor para los siguientes buceos, y todos al final regresamos con el objetivo principal cubierto: salir más contentos de cada inmersión y con grandes espectativas para continuar la exploración en el 2015.
Asi que hasta entonces continuaremos con el próximo capitulo de esta historia que habrá que seguir desempolvando y desenmarañando del fondo marino.
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